Desde que iniciamos Pulso Energético, hemos utilizado a Trión como referente y valor de medición, calculando incluso que se necesitarían “24 descubrimientos equivalentes a Trión durante los próximos 14 años para mantener nuestra relación reservas-producción constante”.

Es cierto que los esfuerzos en aguas profundas atienden una urgente realidad: es preciso revertir la tendencia actual de producción y la declinación de reservas de la nación. Como señala la Agencia Internacional de Energía en su Mexico Energy Outlook 2016, la principal fuente de crecimiento de producción para 2040 proviene de los yacimientos en aguas profundas, aportando cerca de 1 millón de barriles de crudo equivalente diario en 2040 -de los 3.4 mmbpced en total.

En el caso de Trión, los 11 mil millones de dólares estimados para su desarrollo representan casi el doble del presupuesto actual de inversión en capital de Pemex al año. Esta inversión hubiera sido imposible sin la asociación con un privado, con el cual Pemex pudo compartir riesgos y capacidad de inversión.

Así, si Trión representa la validación de Pemex del nuevo modelo energético, a través de la primera asociación de Pemex con la australiana BHP, la autorización para desarrollar el pozo delimitador Trión 2DEL representa la materialización de esta apuesta por unir esfuerzos y los beneficios de contar con un socio que permita cumplir en tiempo y forma con los compromisos adquiridos de exploración.