Por Daniela Flores Ramírez
“… nos dirigimos en una dirección [transición energética] en la que es mejor que se sumen o se quedarán atrás”, Jennifer Granholm, Secretaría de Energía de Estados Unidos de América, en el evento anual de CERAWeek, 2021.
El cambio climático es una realidad. Todos los sectores, desde los gobiernos nacionales y locales hasta el sector financiero, se han pronunciado respecto a las acciones que realizarán para fomentar la transición energética en corto y mediano plazo. La industria del petróleo y gas no se puede quedar atrás.
En los últimos años, hemos presenciado comportamientos nuevos de empresas enfocadas a las actividades extractivas de petróleo y gas. Uno de los más llamativos ha sido el cambio de imagen de las empresas. En 2018, la empresa noruega Statoil cambió su nombre a Equinor, mientras que la española Gas Natural Fenosa pasó a llamarse Naturgy.
Sin embargo, un cambio de nombre o una nueva estrategia de marketing no son suficientes para satisfacer el creciente interés de muchos actores -gobiernos, inversionistas, consumidores- por conocer cuáles serán las contribuciones que hará el sector petrolero -en sus operaciones y modelos comerciales- para reducir las emisiones de gases de efector invernadero.
Nos encontramos en un momento en donde los incentivos parecieran alinearse. La industria enfrenta la oposición de un público cada día más preocupado por el impacto ambiental de los combustibles fósiles, inversionistas cada vez más exigentes y desafíos a superar con nuevas y más estrictas regulaciones de los gobiernos, que a su vez buscan cumplir sus propios objetivos en torno al cambio climático.
Para que las empresas de petróleo y gas tengan éxito en sus esfuerzos, no sólo para sobrevivir a la transición energética baja en carbono, sino también para apoyarla y liderarla, organizaciones internacionales han identificado varias estrategias a implementar:
- Enfocarse en reducir emisiones a lo largo de la cadena de valor:
a. Minimizar la quema y venteo. – Diversas empresas se han sumado a la iniciativa “Zero Routine Flaring” para 2030, lanzada por el Banco Mundial y Naciones Unidas en 2015.
b. Mitigar las emisiones de metano. – Las actividades upstream son responsables de la mayoría de las fugas de metano. La mitigación de estas emisiones representa una oportunidad de capitalizar el gas natural recuperado.
c. Integrar energías renovables y electricidad con bajas emisiones de carbono en nuevos desarrollos de upstream y gas natural licuado. – El uso de energías renovable tiene una mejor relación costo-eficiencia, lo cual también puede reducir los costos, particularmente si se implementa un precio al carbono en el futuro.
2. Implementar tecnologías de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS):
El uso de CCUS tiene mucho potencial. En particular, las emisiones dentro de los procesos que involucran el procesamiento y refinación de gas natural que producen corrientes de CO2 altamente concentradas.
3. Transitar hacia líquidos y gases con bajo contenido de carbono (hidrógeno bajo en carbono, biometano, entre otros):
Estos combustibles tienen el potencial de desplegarse en un sistema energético de bajas emisiones; pero enfrentan desafíos comerciales, ya que son (todavía), en su mayor parte, significativamente más caros de producir que los productos petrolíferos y el gas natural actuales. Sin embargo, también pueden aprovechar mucha de la infraestructura de transmisión y distribución existente y pueden utilizarse en todo el sector energético.
4. Transitar de empresas de «combustible» a «energía»:
Si bien es esencial reducir la intensidad de las emisiones en la cadena de producción de petróleo y gas, una proporción mayor de las emisiones proviene de la combustión de los propios combustibles. En ese sentido, las empresas han comenzado a invertir en opciones bajas en emisiones, tal como energía solar (fotovoltaica o térmica, distribuida o a escala de servicios públicos), eólica (particularmente en alta mar), biocombustibles, eficiencia energética, entre otros.
Para aquellas empresas que aún no están convencidas de la importancia de sumarse a estas iniciativas, les dejo un comentario de Fatih Birol, Director General de la Agencia Internacional de Energía: “Todas las empresas de energía se verán afectadas por la transición hacia energías limpias. Cada eslabón de la industria debe considerar cómo va a responder. No hacer nada simplemente no es una opción.”
Por el bien de todos, esperemos que nadie se quede atrás.
Daniela Flores Ramírez es Consultora en Talanza Energy
Twitter: @fls_daniela
LinkedIn: www.linkedin.com/in/danielafloresramirez
Las afirmaciones y opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del o los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de Pulso Energético ni de la AMEXHI.