De recursos in situ a recursos recuperables

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Más allá de su papel histórico, el éxito exploratorio en Zama-1 es trascendente por el potencial que conlleva. Con sus 1,400 a 2,000 millones de barriles de petróleo crudo equivalente in situ es, como explicó la consultora WoodMackenzie, uno de los 15 descubrimientos más grandes en aguas someras en todo el mundo durante los últimos 20 años. Desarrollarlo seguramente implicará inversiones por cientos o quizás miles de millones de dólares, generará miles de empleos directos e indirectos y resultará en decenas o centenas de millones de dólares de impuestos y regalías.

Amoca-2 y Amoca-3 también consiguieron resultados relevantes. Aunque no se trata de un proyecto puramente exploratorio –Amoca -1, desarrollado por Pemex en 2003 había descubierto reservas previamente– estos pozos delimitadores expandieron significativamente el potencial de recursos recuperables. Eni reporta que el total de petróleo crudo equivalente in situ alcanzó 1,300 millones de barriles (de un volumen anterior de 788 millones de barriles). Esto significa que Eni está aumentando el estimado de volumen original in situ en 512 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.

Pero, ¿qué significa esto para los recursos recuperables del país?

Aunque es temprano para afirmar con certeza, se pueden hacer estimaciones a partir de rangos razonables de recuperación total (estimated ultimate recovery o EUR) para el tipo de yacimiento específico. Basados en el tipo de activos y el estado actual de la tecnología, nuestra estimación de EUR, tanto para Zama como para Amoca, es de 30 a 40 por ciento.

Oil in Place y EUR

Oil in Place, petróleo in situ o volumen original, es el nombre que recibe el petróleo total contenido en el yacimiento. No todo el recurso se extrae. Sólo una fracción de los hidrocarburos en el yacimiento es económica y técnicamente recuperable en todo el tiempo de vida que tendrá el yacimiento. Este concepto es conocido como EUR.

Ambos números se utilizan en la industria para establecer las expectativas de un yacimiento; sin embargo, cambian con el tiempo, dependiendo de la evolución del descubrimiento y su administración.

En el caso más optimista, esto significa que Talos, Sierra y Premier podrían recuperar, durante la vida del proyecto, uno 800 millones de barriles de petróleo crudo equivalente. Eni, por su parte, potencialmente recuperaría unos 205 millones de barriles de petróleo crudo equivalente de los recursos recientemente descubiertos —unos 560 millones de barriles en total.

Bajo los supuestos más conservadores, en cambio, Talos, Sierra y Premier podrían recuperar unos 420 millones de barriles de petróleo crudo equivalente. Eni, en cambio, incorporaría unos 153 millones de barriles de petróleo crudo equivalente —para llegar a un total de 390 millones de barriles.

Sumados, el volumen adicional de recursos recuperables a partir de los descubrimientos recientes en Amoca y Zama alcanzan entre 573 y 1,005 millones de barriles de petróleo crudo equivalente de reservas para el país. Esto representa 78 y 137 por ciento, respectivamente, de la producción actual de México por año.

En un nivel de análisis más granular, es interesante que el nivel de información disponible en Zama y Amoca es significativamente diferente. En Amoca, Eni ya anunció que espera una producción diaria de entre 30 mil y 50 mil barriles diarios de petróleo crudo equivalente. Esta estimación aún no está disponible para Zama.

Además, Amoca ya reporta su estimación de volumen de recursos in situ como un número puntual (1,000 millones de barriles de petróleo crudo equivalente). Zama lo establece en un rango de entre 1,400 y 2,000 millones de barriles, reflejando la incertidumbre que aún existe sobre el volumen total.

La diferencia entre ambos proyectos radica en que están en diferentes etapas de avance. Amoca está en fase de delimitación, mientras que Zama acaba de concluir apenas su primer pozo. El desarrollo privado de Zama, al haber comenzado en la fase inicial de su proceso exploratorio, implicó asumir un riesgo mayor. En Amoca, la distancia con pozos exitosos fue de pocos kilómetros (3, para ser precisos), mientras que Zama tiene su mejor referencia en un pozo situado a 20 kilómetros de distancia –que, por cierto, resultó seco.

A pesar de las diferencias, ambos son proyectos con gran potencial. Validan lo que el nuevo modelo energético mexicano planteó: que la presencia de más actores iba a permitir aprovechar lo que hasta el momento –por razones estructurales que hemos analizado extensamente– parecía destinado a quedarse bajo el suelo.

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