Pulso semanal del 11 de abril: México necesita entre 1.7 y 3.3 ‘Triones’ al año; las reservas petroleras explicadas

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Hace unos días, Pemex reportó a la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) los valores de las reservas de los campos que le fueron asignados en la Ronda Cero. La CNH, por su parte, ya las presentó a su órgano de gobierno y las aprobó. Es decir, ya sabemos cuántas reservas probadas de gas y petróleo tiene nuestro país (al 1 de enero de 2017): 7,037 millones de barriles de crudo y 10.4 billones de pies cúbicos de gas que, sumados, dan 9,160.7 millones de barriles de petróleo crudo equivalente. Empezamos el año con menos reservas que en el anterior.

(Nota: si hay algunos términos que te gustaría repasar antes de explorar el tema con mayor profundidad, puedes encontrar una infografía de Pulso explicando qué es la Ronda Cero y por qué es importante aquí; además, en este artículo explicamos qué son las reservas).

Es cierto: como Pemex explicó, los resultados de la tasa de restitución de reservas demuestran una notable mejoría respecto al año pasado. También es cierto que, desde la caída de los precios petroleros en 2014, a la industria en general le ha costado trabajo mantener sus reservas constantes (o hacerlas crecer).

Pero, como suele suceder, el largo plazo es más revelador que lo inmediato. Si consideramos que las reservas probadas, como explicamos en nuestro artículo central esta semana, son un aspecto fundamental del valor de una empresa (o un país), el hecho de que durante algunas décadas se haya producido más de lo que descubre —haciendo que las reservas de México caigan, mientras que las del resto de las Américas crecen— debería ser el punto de partida de cualquier análisis al respecto. Desde esta perspectiva, la tasa de restitución de reservas probadas de 4 por ciento no es un hecho aislado, sino la confirmación de una tendencia de décadas.

México —el nuevo modelo energético mexicano, para ser más precisos— tiene enfrente un reto exploratorio titánico. Esto no es ningún secreto. Esta semana, sin embargo, decidimos dimensionarlo, enfocándonos en las reservas de crudo.

Para que México mantenga estable su relación reservas-producción a 2030 —lo cual se puede interpretar como mantener el mismo nivel de ‘sostenibilidad’ en el valor de nuestro sector petrolero al cierre de los próximos 14 años— se necesitan descubrir e incorporar reservas probadas de entre 11 mil 500 millones y 22 mil 300 millones de barriles (de acuerdo con los escenarios ‘mínimo’ y ‘máximo’ de producción de crudo de la Secretaría de Energía, respectivamente).

¿A qué equivale esto?

A descubrir entre 1.7 y 3.3 ‘Triónes’ por año (asumiendo que las reservas 3P estimadas se conviertan en 1P sin ninguna revisión a la baja).
El tamaño del reto nos remite a una conclusión que detallamos hace una semana: México necesita entrar a una nueva era exploratoria —una en que los anuncios sobre descubrimientos sean tan frecuentes que nos acostumbremos a ellos.

En el transcurso de las próximas semanas, traduciremos el reto de la incorporación de reservas directamente a actividad exploratoria. Mientras tanto, sobra decir que el número de pozos exploratorios que actualmente se están desarrollando cada año se tiene que multiplicar.

Por Si Te Lo Perdiste

  • La Comisión Nacional de Hidrocarburos tuvo una semana ocupada.
    • Aprobó los planes de evaluación de 8 contratos que se adjudicaron en la Ronda 1.3 de campos terrestres y los planes de Evaluación y Desarrollo de otros 3 contratos. Estas resoluciones las puedes ver aquí y aquí.
    • También aprobó la modificación al plan de evaluación del consorcio Hokchi que ganó un contrato en la ronda 1.2 para la explotación de campos en aguas someras. La prospectiva de reservas a recuperar se elevó en 31 por ciento—pasando de un estimado de 94 millones de barriles de petróleo crudo equivalente a 123 millones.
    • Además, modificó las bases de licitación del farm out de Pemex que ahora se resolverá el 4 de octubre en lugar del 19 de junio.
  • Tocando un tema de corte tecnológico, The Economist señaló que, a pesar de los avances, en los últimos dos años se redujo el ritmo de la transición digital de la industria petrolera. El artículo es interesante —y, quizás justo porque es crítico, es una buena reflexión sobre los retos tecnológicos que enfrentaremos para entrar de lleno en la era digital.
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