Un motor contra-cíclico de la exploración petrolera

Share:

Una de las conclusiones de la Segunda Convención Nacional Petrolera es que, a pesar de que sólo llevamos una Ronda licitatoria, ya hay resultados concretos que sustentan el optimismo. La Secretaría de Energía (Sener), por ejemplo, ha estimado que la Ronda Uno podría representar 50 mil millones de dólares de inversión a lo largo de la vida de los proyectos. En un sentido más inmediato, las inversiones en exploración sísmica ya suman 2 mil 500 millones de dólares. Si nos enfocamos sólo en sísmica 3D, estas inversiones han permitido cuadruplicar el volumen de información recabada durante décadas en dos años. Puedes consultar otros ejemplos de resultados tempranos en este factsheet de la AMEXHI.

Todo esto se ha traducido en actividad productiva conforme las inversiones maduran, para usar el término de los economistas. Pero el hecho de que estas inversiones pueden tardar algunos años en llegar —y que son pocas las de exploración y producción que ya han madurado— hace difícil dimensionar, desde hoy, su impacto futuro.

El terreno de la exploración es una excepción, aún si solo consideramos a los ganadores de las Rondas 1.1 y 1.2. A pesar de que los proyectos están en fases tempranas, Eni, Talos (con Sierra y Premier), Fieldwood  (con Petrobal) y Hokchi (un JV de Panamerican Energy y E&P Hidrocarburos y Servicios) han anunciado éxitos tempranos o inicios de actividades propiamente exploratorias, desde perforación de pozos wildcatters hasta delimitadores.

Sin embargo, hasta ahora no hemos identificado ningún esfuerzo por dimensionar esta actividad —el volumen de pozos perforados por la iniciativa privada— en su conjunto.

Más allá de que los planes de trabajo representan 13 pozos exploratorios y 430 millones de dólares, como describimos en este artículo, ¿qué representa esto para el ritmo de la actividad exploratoria del país?

Tendencia de exploración de Pemex

Para dimensionar la nueva actividad, vale la pena analizar lo que se ha hecho en los últimos años. Desde 2014, Pemex sólo ha perforado 22 pozos exploratorios por año. La notable caída en actividad desde 2009, cuando Pemex perforaba cerca de 70 pozos exploratorios por año, se explica por una serie de factores. Los tres más importantes son: la reciente caída en los precios del petróleo, el creciente costo de los esfuerzos exploratorios conforme se ha ido terminando el ‘petróleo fácil’ y la pesada carga financiera de Pemex.

En cuanto a 2017, durante el primer trimestre sólo se perforaron 5 pozos exploratorios. Por lo tanto, es razonable concluir que Pemex sostendrá un volumen de actividad exploratoria similar durante el resto del año —aunque algunos argumentan que será menor.

Para 2018, a pesar de que hay señales de progreso en el tema financiero, como el reporte más reciente de Pemex demuestra, hay pocas expectativas de que los primeros dos factores que explicaron la caída en exploración cambien dramáticamente. Por lo tanto, es razonable asumir que el volumen de pozos exploratorios para 2018 se mantendrá constante, en 22. Es decir, para 2017 y 2018, el número de pozos exploratorios realizados por Pemex sería de 44. Este supuesto es conservador para nuestro cálculo, y optimista para Pemex.

Resultados y discusión

En este contexto, como la Figura 1 ilustra, 2017 y 2018 registran un repunte significativo en pozos exploratorios perforados. La recuperación no viene a partir de una mayor actividad generada desde Pemex sino a partir de los proyectos licitados por medio de las Rondas.

Figura 1

* Promedio anual en 2017 y 2018 calculado a partir de los promedios de Pemex y de los planes de exploración de las empresas // Fuente: Reporte de exploración de CNH

Para ser más precisos, en 2017 y 2018, la iniciativa privada estaría perforando 13 de los 57 pozos exploratorios previstos hasta el momento. Dicho de otra forma, sin el nuevo modelo energético mexicano, 3 de cada 10 de los pozos exploratorios durante este año y el próximo no se realizarían.

Este alto porcentaje de actividad privada a partir del nuevo modelo energético se explica, en buena parte, por el reducido ritmo exploratorio actual de Pemex. Pero, como ya explicamos, hay pocas expectativas de que crezca en los próximos dos años. Además, la situación coyuntural ilustra la importancia del nuevo modelo energético mexicano, que está permitiendo al país atraer esfuerzos contra-cíclicos, justo cuando su propia capacidad de financiamiento de exploración disminuye.

Cabe destacar que, en el cálculo, solamente consideramos las rondas licitatorias correspondientes a aguas someras. Los campos terrestres, donde la separación entre esfuerzos productivos y exploratorios es menos clara, y las aguas profundas, donde el número de pozos exploratorios completados para 2018 probablemente sea muy bajo, fueron omitidos del cálculo. En el caso de campos terrestres, el volumen de actividad es intenso: hay 23 pozos que se van a desarrollar a partir de estos contratos en los siguientes 12 meses. En el caso de aguas profundas, las inversiones y el potencial son enormes: los 8 pozos comprometidos para los primeros cuatro años representan inversiones varias veces mayores en cuanto a exploración que las de las primeras tres fases de la Ronda Uno combinadas. Es decir, nuestro cálculo omite factores que podrían incrementar el porcentaje de actividad exploratoria atribuible al nuevo modelo.

En cuanto a la sensibilidad de los resultados a distintos factores, habría que considerar que algunos de los proyectos que se liciten como parte de la Ronda 2.1 podrían registrar esfuerzos exploratorios en 2018. Además, algún descubrimiento en estos proyectos, como hemos explicado anteriormente, podría resultar en nuevos pozos perforados, generando un efecto de bola de nieve. Esto sólo generaría un crecimiento en el porcentaje estimado.

Relación de los resultados con el market-share de inversiones petroleras

La fase exploratoria, como hemos explicado, no es la más intensiva en capital. Es decir, no es la que más inversiones requiere. En este sentido, estos resultados no son suficientes para dejar una marca significativa inmediata en el ‘market-share de inversiones petroleras’, que propusimos la semana pasada. Sin embargo, el aumento en los esfuerzos exploratorios sí nos pone, como país, en la dirección correcta para eventualmente aumentar este indicador. La exploración, por definición, es indispensable para restituir reservas en nuestro país y descubrir oportunidades productivas, donde eventualmente se inviertan miles de millones de dólares para desarrollar infraestructura y llevar los productos a los mercados globales.

Previous Article

Cooperación en marcha

Next Article

Guillermo García Alcocer: El papel de los reguladores en la reforma energética mexicana

Recomendaciones

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *