2019 fue un año de cosecha. El trabajo de exploración y evaluación que han hecho las empresas en los últimos años se materializó en varios contratos que iniciaron producción (como el caso de Miztón, de Eni) o que aumentaron la que ya tenían. La perforación de pozos también tuvo un impacto positivo en las estimaciones de recursos y reservas y en la mejor caracterización de cuencas, particularmente en aguas profundas.
Los frutos de 2019 también han redituado en inversiones donde el Estado no corre riesgo geológico y en el pago de contraprestaciones, impuestos y derechos que entran a las finanzas públicas.
Los datos de producción de petróleo y gas natural al cierre de 2019, que dio a conocer la semana pasada el Centro Nacional de Información de Hidrocarburos, dan cuenta de estos cambios a los cuales dedicamos nuestro análisis de hoy y que cerramos con una reflexión ¿qué podemos esperar para 2020?
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Alejandra
alejandra.lopez@pulsoenergetico.org