Luis Vielma: México y Pemex ante las nuevas realidades del mercado

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Luis Vielma Lobo

La realidad del mercado está dando paso a una nueva era petrolera y así lo han aceptado las empresas internacionales, tanto operadoras como de servicios. Las grandes empresas de perforación —drilling contractors— lo han entendido. También los astilleros constructores de nuevas plataformas, quienes han revisado su cadena de suministro para poder concluir las ordenes de unidades  —plataformas— en proceso de construcción que en muchos casos se habían detenido, pensando en una recuperación del mercado rápida. Pero la recuperación no se dio y esto los obligó a replantearse opciones viables de reducción en costos y financiamientos para poder concluir sus órdenes de trabajo.

La realidad del mercado abrió la ventana de la innovación y la creatividad que vivían un letargo. En ellas se posiciono el sector no convencional. Dakota del Norte, Oklahoma y el sur de Texas se convirtieron, en los últimos años, en semilleros de tecnología, obligados por la necesidad de acceder a mercados que antes no pudieron. Bakken, Permian, Eagle Ford, son áreas (campos)  que ahora están en cada conversación petrolera o energética de vanguardia.  Cada día el mundo se despierta con alguna innovación asociada a la perforación y/o  la terminación de pozos,  el fracturamiento hidráulico —o fracking— de formaciones, el control ambiental, entre otras; todas con el firme propósito de seguir siendo competitivos en un mercado que se ha estacionado en la banda de precios entre los 40 a 50 dólares el barril.

Esta realidad también ha hecho que árabes y rusos hablen el mismo idioma: el lenguaje del negocio petrolero. En él, producción, barriles y costos se escriben diferentes pero significan lo mismo. También ha logrado que los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) hayan entendido que no siempre producir mucho y más barato, es mejor. Que no solo es importante tener reservas suficientes, sino poder disponer de las tecnologías que permitan hacer rentable y competitiva su extracción en gran escala.

Pemex también ha entendido las realidades del mercado y, sobre todo, el impacto en su futuro inmediato. Por ello ha decidido apoyarse  en las bondades que la reforma energética le brinda y que le permite, como empresa productiva nacional, tener alianzas estratégicas con empresas internacionales utilizando el esquema de farm outs, que no es otra cosa que, la selección de oportunidades y la oferta de las mismas vía licitación a empresas previamente calificadas. En ese sentido, ya se lograron tres asociaciones, una en aguas profundas y dos de campos maduros en tierra. Las tres permitirán a Pemex tener acceso a nuevas tecnologías a través de sus socios y además contar con el capital necesario para el desarrollo de planes de explotación acordes con las realidades de los yacimientos.

Tener una cartera o portafolio de proyectos con socios de cualquier tipo, plantea un ejercicio de planeación estratégica y de control de esa gestión totalmente diferente. Tener trabajando diariamente 20 o más socios requiere de una organización diferente. Por ello en la medida que avanza la materialización de las asociaciones vía farm outs o vía licitaciones de nuevos bloques o áreas, Pemex debe reorganizarse. Muchos de sus socios serán empresas públicas, es decir, que rinden cuentas a sus consejos de accionistas, mismos que son fondos de todo tipo, inclusive mexicanos. Esos fondos conocen el negocio y saben que el retorno de esa inversión toma más tiempo que en otras inversiones de comodities diferentes al negocio de explorar, producir, transportar y refinar hidrocarburos. Por ello, demandarán máxima transparencia en el manejo de la gestión.

Al organizarse en unidades de negocio —cada una con su Consejo de Administración respectivo y atadas a un director corporativo que sea responsable por la gestión de todas las empresas—Pemex será gobernada de una manera muy diferente a la existente, pues funcionará como una empresa pública para todos los propósitos: operativos, estratégicos, financieros, legales y fiscales.

Así que en los próximos 5 años tendremos un Pemex responsable de los activos actuales, reservas, gente e infraestructura, cuyo propósito o misión será asegurar la explotación de las reservas existentes de una manera rentable, segura y confiable, extendiendo el mayor tiempo posible la plataforma de producción, mitigando la declinación de la producción existente. También un Pemex responsable por la administración y el desarrollo rentable, seguro y confiable de los nuevos activos, conjuntamente con los nuevos socios. Otro Pemex, otra manera de ver y gestionar el negocio petrolero. Otra realidad que todos esperamos sea el  renacer de un gigante.

 

Luis Vielma Lobo.

Director General de CBM Ingeniería Exploración y Producción

 

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