Las 5 recomendaciones de Pulso para la administración entrante

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Estamos en un momento coyuntural en la historia de México. El modelo energético nuevo está a punto de transitar de la administración que le dio génesis a la que le dará continuidad. Hasta el momento, la nueva administración ha detallado algunas de las metas generales que quiere alcanzar: mayor producción, alcanzar 2.4 millones de barriles diarios para 2024 e invertir más en Pemex.

Estas metas apuntan en la dirección correcta. México puede producir más hidrocarburos y se necesita invertir más en el sector. Pero para llegar a estas metas, hay un grupo de recomendaciones que queremos proponer a la nueva administración para robustecer más el programa energético/petrolero del país hacia adelante.

  1. Desarrollar oportunamente las reservas mexicanas

La nueva administración ha planteado una meta de producción petrolera bastante ambiciosa: 2.4 millones de barriles diarios para 2024. Aunque este objetivo apunta en la dirección correcta, centraliza la conversación en un solo punto de toda una cadena. Pareciera que deja de lado un aspecto clave como lo es el desarrollo de los recursos prospectivos y las reservas para traducirlas a producción constante.

Actualmente hay 112 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente de los cuales el 46 por ciento son convencionales y 54 por ciento, no convencionales. Sin una actividad exploratoria intensiva, la producción futura dependerá más de la capacidad para explotar los yacimientos ya existentes que en restituir cada barril que se extrae.

Como explicó Oscar Roldán, director del Centro Nacional de Información de Hidrocarburos (CNIH) en nuestro #PulsoIMCO), antes de los años 80, México era una de las áreas con mayor actividad exploratoria. Cada año se perforaban entre 100 y 120 pozos por año. De acuerdo con las estadísticas de la CNH, en 2017 se terminaron apenas 36 pozos petroleros —esto, considerando que 2017 fue un año alto en actividad exploratoria que rompió con la tendencia de poca actividad de 2014, 2015 y 2016.

Pozos exploratorios terminados por año

Fuente: CNH, Datos Abiertos

La tasa de éxito de los pozos exploratorios ha oscilado entre 33 y 63 por ciento anual en el último quinquenio, lo cual significa que de cada 10 pozos productores hay otros 4 que se perforaron pero no fueron comercialmente o técnicamente viables.

Uno de los objetivos que debe tener la nueva administración es recuperar los niveles de tasas de restitución de las reservas que se alcanzaron entre 2012 y 2016, de más de 100 por ciento.

Si queremos alcanzar 2.4 millones de barriles de producción de crudo, nuestra meta debería ser regresar a estos porcentajes para aprovechar por completo nuestra capacidad productiva. El impulso que puede generar el “renacimiento” de la exploración de los yacimientos mexicanos está reflejado en el documento Evolución de la Industria Petrolera en México. La nueva exploración que se realice será la fuente de 1.2 millones de barriles de petróleo para 2024.

 

  1. Conquistar áreas fronterizas

Tanto los expertos locales como internacionales coinciden en que buena parte del potencial energético de México está en áreas consideradas “fronteras tecnológicas” porque anteriormente no las habíamos desarrollado. Este es el caso de las aguas profundas y el shale.

El desarrollo de este tipo de yacimientos nos puede poner de vuelta en el mapa energético mundial. Como lo explicó recientemente McKinsey en su Prospectiva a 2035, podríamos estar produciendo 1.4 millones de barriles diarios de petróleo en aguas profundas, mientras que en shale, podríamos liderar (junto con Argentina y Rusia) el desarrollo de estos yacimientos.

Hoy no tenemos producción en ninguna de las dos áreas ni en yacimientos extrapesados, pero, al menos en aguas profundas, ya se está llevando a cabo actividad constante. En los últimos 4 años, se han autorizado la perforación de 29 pozos en aguas profundas y ultraprofundas. La mayor parte de estos pozos se han perforado por Pemex, aunque en estas cifras ya se incluyen las perforaciones de empresas privadas, como el pozo Etzil, Cholula-1 y Trión-2DEL.

En yacimientos no convencionales, México tiene el sexto lugar a nivel mundial con el mayor número de recursos técnicamente recuperables, ubicados en varias cuencas al norte del país. El desarrollo de estos yacimientos (que representan más de la mitad de los recursos prospectivos del país) podrían traer producción rápida y consistente al país, aunque su desarrollo depende de las inversiones que se destinen para comprender los yacimientos y de una estrategia que comprenda que la naturaleza de estos yacimientos no es igual a la de un proyecto convencional (los tiempos de maduración de los proyectos son diferentes, los costos se administran de otra forma) y que apoye el desarrollo rápido de infraestructura.

 

  1. Crear una estrategia de producción de gas natural

A diferencia del petróleo donde la nueva administración ha puesto metas de producción, en gas natural el futuro es incierto. A pesar de que se ha anunciado la intención de reducir las importaciones de energéticos, aún es incierto el camino para aumentar la proucción local de gas natural y una estrategia integral de desarrollo.

Como lo hemos visto en las últimas semanas, el abasto nacional de gas se puede ver seriamente amenazado por la falta de infraestructura y de producción local. Aun cuando nuestras importaciones del hidrocarburo son amplias (más de 5 mil millones de pies cúbicos al día), la falta de producción nacional puede afectar el abasto a la industria si no hay producción incremental.

Producción de gas natural

(millones de pies cúbicos diarios)

Fuente: Centro Nacional de Información de Hidrocabruros

Actualmente contamos con 10 billones de pies cúbicos de gas natural en reservas probadas (1P) y 30 billones en reservas 3P. De éstos, la gran mayoría están en las asignaciones de Pemex.

Algunas de las ideas para desarrollar nuestros recursos de gas incluyen acelerar las rondas petroleras, hacer pilotos de prueba, crear una división dentro de Pemex que sólo se dedique al desarrollo de este hidrocarburo.

Estamos en una fase aún temprana para diseñar una estrategia que le dé una segunda vida al gas mexicano como fuente de energía, pero le toca a la nueva administración plantear los escenarios para hacerla realidad.

 

  1. Mantener una regulación constante y fuerte con organismos independientes

En un mercado abierto, una regulación constante y fuerte es uno de los mejores elementos con los cuales se puede generar competencia entre empresas para generar eficiencias operativas y se desarrollen los recursos con las mejores condiciones posibles para el estado.

A través de ellos, se busca que el Estado ponga los incentivos y alinee los intereses junto con las empresas del sector para asegurar que los recursos del país serán explotados en la forma más eficiente posible y con el mayor beneficio para la población.

Actualmente, los tres órganos reguladores del país se coordinan a través del Sistema de Reguladores del Sector Energético para alinear las operaciones de cada organismo y asegurar que la regulación es efectiva.

Para fortalecer a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), el senador Ismael García Cabeza de Vaca, del Partido Acción Nacional, presentó una iniciativa para separarla de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y sumarla a la Ley de los Órganos Coordinados en Materia Energética. Esto pondría a este organismo a la par de la CRE y la CNH en atribuciones y en el mismo nivel operativo.

Mantener la independencia de los tres órganos reguladores es un aspecto clave para asegurar que cumplan su misión ya que pone un “árbitro” en los mercados y facilita su operación.

Este fortalecimiento de los reguladores hay que destacar que no sólo parte de una preocupación de la industria, sino también de organismos que cuidan el medio ambiente y que buscan una competencia efectiva en el sector. Sólo los reguladores fuertes e independientes pueden conseguir que se aplique la regulación eficientemente.

 

  1. Aprovechar mejor los esfuerzos de Pemex

Pemex es una empresa grande. Tiene amplios conocimientos en áreas específicas como aguas someras y campos terrestres convencionales que le han ganado reconocimiento mundial.

Hacia adelante, Pemex debe construirse una mejor cartera de proyectos para aprovechar su conocimiento acumulado y acelerar la exploración de nuevos yacimientos en aguas someras que podrían ser nuevas fuentes de producción.

Como lo hemos dicho anteriormente, ninguna empresa del mundo invierte en todos los proyectos al mismo tiempo. Al igual que los consorcios internacionales, Pemex debe definir sus prioridades, cuáles son las áreas que más le interesan para desarrollar y, con base en esa decisión, armar su cartera de proyectos que le permitirán crecer como empresa productiva.

Esto no significa que la empresa no debe entrar en proyectos vanguardistas o donde no es experta. En aquellos proyectos donde la empresa no acumula tanto conocimiento pero que, hacia adelante, serán una fuente de desarrollo (como es el caso de aguas profundas o yacimientos no convencionales) puede aprovechar las asociaciones con otras empresas para aprender de sus socias y complementar sus capacidades. Incluso, más adelante, podría potenciar su área de desarrollo tecnológico como otras compañías lo han hecho, para ubicarse a la vanguardia.

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