En 2011, el Massachussetts Institute of Technology (MIT) lanzó un estudio seminal sobre el futuro del gas natural. Coordinado por el Dr. Ernest Moniz, un académico que eventualmente fue designado Secretario de Energía bajo la administración del Presidente Obama, el reporte concluía que:
“(El) gas natural está encontrando su lugar en el corazón de la discusión energética. El gas natural es un combustible primordial para una serie de usos finales – electricidad, industria, generación de calor – y cada vez más es entendido como un camino potencial a una menor dependencia del petróleo para el transporte”.
Al mismo tiempo, la Agencia Internacional de Energía planteó que su decreciente costo, complementariedad con energías renovables y menores emisiones de CO2 respecto a otras alternativas fósiles, estaban configurando una potencial “era dorada del gas natural”.
El gas natural, sin duda, es una parte crucial del futuro energético del mundo. Como consumidor, México ha podido aprovechar esta tendencia. A través de nuestra interconexión con el mercado estadounidense, tenemos acceso al gas natural más barato del mundo.
Pero, como productores, nos hemos quedado relegados. Esta semana, no sólo analizamos esta tendencia, sino que exploramos una serie de alternativas para intentar subirnos a la ola.
Apenas la semana pasada, el Dr. Mario Molina (premio Nobel de química) afirmó que identifica en el gas natural y su producción un tema más estratégico que en las gasolinas. Estamos muy de acuerdo.
Por si te lo perdiste
- Adelantando un poco el tema de nuestro artículo central, ayer en #PulsoIMCO platicamos con Manuel Molano sobre su visión del futuro de este combustible en la matriz energética del país. No se lo pierdan de nuevo aquí:
Gas natural, ¿con qué se come? Estamos platicando con @mjmolano en #PulsoIMCO https://t.co/twLXmBduIo
— Pulso Energético (@PulsoEnergetico) 13 de agosto de 2018