Cada año, en promedio, Pemex invierte 950 millones de dólares para pozos exploratorios que, comercialmente, resultan en fracasos. En 2019, aproximadamente 898 millones de dólares tendrán este mismo destino.
En México, alrededor del 55 por ciento de los pozos exploratorios resultan improductivos. Las inversiones de varias decenas o cientos de miles de dólares para perforar cada uno ─y que pagarían varias veces algunos de los proyectos de infraestructura del país o programas sociales─ terminarán en proyectos que no generarán ingresos al país.
El porcentaje de éxito de México (45 por ciento) es más alto que el de otras cuencas similares en el mundo principalmente porque nos hemos concentrado en explorar áreas ya conocidas como aguas someras y yacimientos terrestres. Pero conforme México se adentre a buscar nuevos recursos en regiones tecnológicamente fronterizas (aguas profundas y shale, principalmente) nuestro porcentaje de bateo se puede parecer más al promedio internacional de 30 por ciento.
En este contexto Pemex tiene una amplia exposición en sus finanzas ─y en las del gobierno─ mientras no forme nuevas asociaciones que le permitan mitigar las pérdidas, como ya lo hacen todas las empresas en el mundo.
Con este análisis inauguramos una serie de reportes mensuales (Issue Briefs) que estaremos presentando sobre temas que trascienden la coyuntura y entran a temas de fondo. Con estos Issue Briefs buscamos ampliar aún más la información y generar conocimiento que de pie a nuevos debates sobre el sector petrolero. Como lo dijimos en nuestro primer número de Pulso Energético, los monólogos nos parecen aburridos, es mejor generar un diálogo constructivo entre todos.
Gracias por leernos,
Pablo