En el mundo hay varios ejemplos de los efectos que puede generar la inversión privada en el sector energético de distintos países. El Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), en su documento México Ante el Espejo retoma varias de estas experiencias que presentamos a continuación:

Noruega:

La industria petrolera realizó algunos de los descubrimietnos más importantes en este país además de que ha sido fuente importnate de desarrollo tecnológico. Como señala el Comexi, la evolución de la industria ha permitido que —a pesar de la declinación en la producción de sus grandes yacimientos y gracias al descubrimiento de nuevos yacimientos más pequeños, pero en mayor cantidad— la producción de hidrocarburos sea sostenida.

“Noruega es un ejemplo interesante de cómo utilizar la fuerza del mercado para desarrollar recursos de menor tamaño y así evitar declinaciones aceleradas de producción tras el agotamiento de campos gigantes”.

Cabe señalar que en el caso noruego, las compañías privadas llevaron a cabo las primeras actividades de exploración y producción en los mares noruegos, pero las empresas estatales Norsk Hydro y Statoil, se involucraron paulatinamente en el sector.

Arabia Saudí

Aun en países tradicionalmente con visión nacionalista muy arraigada, las inversiones privadas tienen un nicho de crecimiento en el sector energético. En vista de que los precios del petróleo permanecerán en sus niveles actuales por un tiempo y potenciales cambios en las tendencias mundiales de consumo energético, el gobierno de Arabia Saudí ha decidido que su empresa estatal, Saudi Aramco, salga a cotizar en el mercado con 5 por ciento de su capital. Este porcentaje se estima en 100 mil millones de dólares y podrá concretarse entre finales de 2018 e inicios de 2019.

Brasil

El caso de Brasil ya lo hemos abordado en diversas ocasiones. Este país pasó por un proceso de apertura en 1997 que atrajo tecnología y actividad petrolera. A partir de este movimiento, se descubrieron los grandes yacimientos presalinos en aguas profundas que hoy son un bastión de desarrollo en este país sudamericano. En el 2010 una serie de políticas nacionalistas impusieron medidas a la industria difíciles de cumplir. Éstas tuvieron que modificarse nuevamente en 2017 con un sentido de apertura a la inversión, para mantener la competitividad del sector.