La comunicación oficial post reforma energética

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Por: Jorge Armando García

Probablemente el principal logro de comunicación de la Reforma Energética fue construir y enviar los mensajes precisos a las personas indicadas para ganar la confianza de los inversionistas y empresas del sector, mismas que apostaron sus recursos a las áreas contractuales del país.

Lo anterior a pesar de que el sector energético mexicano estuvo cerrado al capital privado por más de 70 años, de las terribles historias de corrupción y de que se competía con países como Estados Unidos y Noruega que además de tener cuencas plenamente probadas, poseen sistemas regulatorios confiables.

Sin embargo, como lo hemos mencionado antes, el gran error de la reforma fue no haber creado una narrativa clara y convincente en la que explicara los procesos, tiempos y expectativas a la población en general, situación que a la postre dio en charola de plata argumentos a la oposición para ganar la elección presidencial y difundir la idea de que la reforma fracasó sin que diera ningún beneficio al país.

No obstante, pareciera que el mismo gobierno que aprovechó los vacíos de comunicación de sus predecesores, optó por difundir a la población en general una narrativa simple opuesta a la reforma energética, pero que en muchos sentidos deja de lado a calificadoras, inversionistas, empresas del sector e incluso a los órganos reguladores.

El gobierno implementa una estrategia de comunicación en el sector energético inversa a la del gobierno anterior, pero al final del día igual de incompleta.

Sin lugar a dudas existe una estrategia de comunicación estructurada y sustentada en la repetición y simplificación de la realidad con frases lapidarias en medios de comunicación y foros públicos. Frases o ideas simples que tienen gran impacto mediático y alto grado de recordación en la sociedad. Un ejemplo es afirmar que tener petróleo e importar gasolina es como tener naranjas e importar jugo.

No obstante, esta estrategia que deliberadamente difunde los “qué” sin entrar en detalles de los “cómo”, causa malestar en un segmento importante de los mercados que demandan datos duros debidamente sustentados en evaluaciones técnicas, ambientales y financieras.

Si la falta de una narrativa clara para la sociedad detuvo indefinidamente una reforma constitucional, la falta de una narrativa sustentada en datos duros para los agentes económicos puede hacer estrellar al discurso con la realidad.

Afortunadamente el gobierno está a tiempo de retomar el rumbo en esta materia. Transmitir emociones asegura votos, pero para conquistar a los mercados se necesita información de calidad, y si no se atiende este puede ser el talón de Aquiles de la 4T.

 

Jorge Armando García Aguirre es consultor en comunicación especializado en temas energéticos y maestro en comunicación política y social. www.ecconsulting.mx

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