Jesús Alarcón: México, ¿un país con (in)seguridad energética?

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Por Jesús Alarcón

De acuerdo al Índice Internacional de Riesgos para la Seguridad Energética 2016 1  de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, de 25 países analizados por su alto consumo de energía, México es la segunda nación con menor riesgo energético, solo por detrás de Noruega. De hecho, ambos países han mantenido la misma posición desde 2010 por la misma razón: su política energética está centralizada en empresas del Estado (Pemex en México y Statoil en Noruega).

México se ha caracterizado por tener un alto grado de seguridad energética, es decir, tiene una capacidad ininterrumpida para disponer de fuentes de energía a un precio asequible. Sin embargo, con el paso el tiempo, ha perdido competitividad en esta materia, ya que en 1980 se ubicaba casi 30 por ciento por encima del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), mientras que en 2014 solo era mejor en 12 por ciento. Durante las últimas décadas, nuestro país ha mantenido una ventaja comparativa frente a otros: menor importación de combustibles (especialmente respecto a los países europeos), un gasto energético bajo y un consumo energético per cápita moderado. No obstante, al desagregar la información por componentes, existen algunos factores alarmantes:

  • La matriz eléctrica está poco diversificada (el 50 por ciento de la electricidad se genera con plantas de ciclo combinado, que utilizan gas natural como insumo).
  • Se ha incrementado significativamente la importación de combustibles fósiles y sus derivados. Por ejemplo, entre 2000 y 2014, las importaciones de gasolina y gas natural aumentaron en 143 y 880 por ciento, respectivamente.

En lo individual, cada factor podría no representar un mayor riesgo para la seguridad energética de México. Sin embargo, su coexistencia podría significar una potencial vulnerabilidad en el sector eléctrico. El contexto es el siguiente: en 2014, la mitad de la electricidad se generó con gas natural, pero nuestro país no es autosustentable con la producción de esta fuente fósil, por lo que importó el 40 por ciento del gas que consumió. Con respecto a este último punto, el 82 por ciento de las importaciones provienen de Estados Unidos.

Hasta ahora, esta situación no ha representado un riesgo, sino todo lo contrario. México se ha beneficiado de costos altamente competitivos. Al observar los valores de importación de gas natural entre 2003 y 2014, se aprecia que el precio es significativamente más bajo cuando Estados Unidos es el proveedor. En este sentido el precio promedio de importación de gas natural de Estados Unidos fue de $0.20 dólares/m3, en contraste, cuando se importaba de cualquier otro país el precio promedio fue de $1.22 dólares/m3 (ver gráficas 1 y 2).

 

 

 

En los últimos años, México se ha favorecido de su ubicación geográfica al ser vecino del país con mayor producción de gas natural en el mundo. Como resultado, 16 por ciento de la electricidad que se genera en nuestro país está sujeta a la importación estadounidense de esta fuente fósil.

Por otro lado, la importación del petróleo y sus derivados también ha ido en aumento, lo que implica repercusiones en algunos sectores clave para la economía nacional. Uno de ellos es el de transporte 2, el cual representó 6 por ciento del Producto Interno Bruto en 2014 y que se caracteriza por: consumir el 60 por ciento del combustible en México y requerir 21.6 por ciento más combustible que en 2004.

En conclusión, hoy en día el consumo energético de México depende de la apertura comercial de Estados Unidos en materia de hidrocarburos. Por fortuna, la reforma energética de 2013 creará condiciones de competencia y estabilidad energética para el país, lo que permitirá diversificar la matriz eléctrica e incentivar la inversión pública y privada en el sector, reduciendo la dependencia actual a la importación de combustibles. No obstante, estos resultados serán visibles en el largo plazo, mientras que en el corto plazo, México debe lidiar con la incertidumbre ante la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y con la actual inestabilidad política exterior del gobierno norteamericano, el cual podría tener un importante apalancamiento sobre México respecto al comercio de combustibles fósiles. Esta situación conlleva a cuestionarnos sobre qué tan “bajo” es el riesgo actual en nuestra seguridad energética.

Jesús Alarcón

Investigador del @IMCO

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1 El índice está constituido por 29 componentes divididos en 7 grupos: combustibles globales, importación de combustibles, gasto en energía, volatilidad de precios y mercados, intensidad de uso de energía, sector eléctrico, sector transporte y ambiental.
2 Como parte de las actividades secundarias, INEGI agrupa el sector transporte con el de correos y almacenamiento.
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