En el mundo, las aguas profundas han tenido un auge importante por varias razones. Los primeros desarrollos se dieron por el agotamiento de los yacimientos en tierra y aguas someras; estos resultaban cada vez más pequeños, incapaces de sostener la creciente demanda de petróleo. Los países y las empresas petroleras buscaron ir a la caza de nuevos desarrollos geológicamente atractivos. Así es como la industria entró a aguas profundas en 1974 con la perforación del primer pozo.

Sin embargo, los costos y demandas tecnológicas para acceder a recursos técnicamente complejos pusieron en duda la viabilidad/rentabilidad de la exploración y desarrollo de aguas profundas. Esto se refleja claramente en el caso de Estados Unidos, donde, pese a la gran prospectiva de recursos en el Golfo de México estadounidense, la industria decidió enfocarse en el desarrollo de sus yacimientos no convencionales shale, menos costosos y más rápidos de explorar.

Sin embargo, hoy día, las mejoras tecnológicas y operativas utilizadas para aumentar la productividad de los pozos, reduciendo costos y precios en el mercado, están presentes en todo tipo de yacimientos, incluidos aguas profundas. Esto ha hecho que repensemos el desarrollo de nuevos yacimientos, no exclusivamente a partir de la accesibilidad de las cuencas, sino en cómo maximizar los recursos existentes mientras se diversifican los portafolios energéticos de los países.

¿Cuántos años lleva implementándose cada tecnología?