Idea central: México hoy construye plataformas petroleras que pueden ser utilizadas en el mundo. Recientemente McDermott construyó en Altamira una plataforma para la empresa petrolera BP, quien la instaló en Trinidad y Tobago para la futura producción en el campo Angelin de gas natural.
México no es nuevo construyendo estas plataformas. En el pasado otras compañías han construido plataformas similares para su exportación. Sin embargo, México puede aprovechar la ola de nuevos proyectos en el mundo —y dentro del país a partir de los contratos petroleros— para dar un paso adelante en la construcción de equipos más sofisticados como FPSOs, SPARs o plataformas semisumergibles.
Análisis de experto: Hace unas semanas nos enteramos de que la plataforma para aguas someras, Angelín, llegó a Trinidad y Tobago después de haber sido construida en el patio de construcción de la empresa McDermott en Altamira. La petrolera BP fue quien dio la orden de construcción de esta plataforma de 4 patas de casi mil toneladas de peso, para desarrollar el proyecto gasífero Angelín que, se espera, pueda producir 600 millones de pies cúbicos diarios de gas el cual se exportará a través de terminales de gas natural licuado.
Un proyecto de esta naturaleza refuerza la presencia de México en el mapa de desarrollo de infraestructura y de servicios petroleros mundiales. Es relevante que empresas petroleras de gran tamaño han encontrado en nuestro país un sitio de construcción y tecnología aptos para sus estándares mundiales de calidad, pues otras empresas también construyen plataformas de este tipo, para el desarrollo de yacimientos en aguas someras.
La oportunidad de los contratos: La llegada de los contratos petroleros a México (de los cuales ya hay 107 firmados más 3 farmouts de Pemex) abre una nueva cartera de posibles negocios con las operadoras petroleras, quienes demandan productos y servicios cada vez más sofisticados.
México, un país con amplia experiencia petrolera en aguas someras, tiene buenas bases. Las compañías que por años dieron servicio a empresas como Pemex, tienen las capacidades para atender la nueva demanda y trazar un camino hacia productos de más alto valor y sofisticación.
La demanda nacional, además, puede servir como ancla de esta industria. Los indicadores de proveeduría que elaboró la Comisión Nacional de Hidrocarburos (Figura 1) nos permiten ver una tendencia creciente de la demanda de bienes y servicios en el país, ya sea que se contratarán como activos o se arrendarán por un tiempo determinado.
Fig 1: Días de uso de plataformas que se demandarán por los nuevos contratos petroleros
El siguiente paso dar el salto hacia elaborar productos completos (como plataformas con todos sus componentes) y normalizarlo a partir de la experiencia que ya hemos tenido en el pasado con la construcción de plataformas —como la Independencia 1 hace unos años que fue la primera plataforma completa que se construyó en México. ¿Podrá México hacer de esto una práctica escalable, recurrente y comercialmente viable?
La siguiente duda es si México aprovechará esta ola de actividad para invertir en su sofisticación y construir embarcaciones e instalaciones de mayor especificidad, como los Floating, Production, Storage Offloading (FPSOs), Spars, plataformas habitacionales o, incluso, plataformas semisumergibles para proyectos de mayor calado.
Otros países han desarrollado su industria petrolera a partir de su tradición naval, como es el caso de Noruega. Otros, han aprovechado la mano de obra experta en el lugar y han invertido en nuevos patios de construcción, como es el caso de Singapur. ¿Qué necesita México para llegar a ser referente mundial en construcción? Es una pregunta que tendremos que contestar pronto.
