Jorge Armando García: La comunicación en la Reforma Energética

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Con la promulgación de la Reforma Energética en el año 2013, surgió la necesidad de crear una nueva narrativa para el sector, una narrativa que diferenciara y evidenciara las limitaciones del modelo centrado en un operador único, en nuestro caso, Pemex. Pero que también explicara a la sociedad en su conjunto y no sólo al público especializado los beneficios, limitaciones y expectativas del nuevo modelo.

Una narrativa que le hablara a esa persona de a pie que no cree en el gobierno y no entiende del sector.

El 11 de diciembre de 2014 en la Primera Licitación de la Ronda 1, la Reforma Energética presentó su primera prueba y el resultado, por lo menos para los medios de comunicación fue contundente: “La Reforma Energética fracasó… se adjudicaron sólo 2 de 14 bloques licitados”. Najar, (15/jul/2015). México: fracasa la primera asignación de contratos petroleros a empresarios. Ciudad de México: BBC Mundo.

Sin embargo, si se hubieran detenido un poco a explicar los resultados, habrían podido explicar que había suficientes razones para ser optimistas: La primera subasta en México de este tipo había logrado retener cerca del 78.5% de las utilidades de los proyectos para el Estado.

Además, el proceso licitatorio fue calificado por propios y extraños, como uno de los más transparentes celebrados en México hasta ese día, y los contratos asignados tenían una inversión asociada que podría llegar hasta 2,700 millones de dólares.

El porcentaje de adjudicación en este primer concurso debió ser sólo un dato anecdótico.

El 12 de mayo de 2015, se llevó a cabo la Tercera Licitación de la Ronda 1 y en este evento se asignaron 25 contratos correspondientes a 25 áreas para la extracción de hidrocarburos, es decir, se lograron adjudicar el 100% de las áreas subastadas.

Como era de esperarse, en esta ocasión los medios de comunicación celebraron ampliamente el resultado, no obstante que la inversión asociada a estos contratos fue casi una tercera parte de las inversiones estimadas para la primera licitación, (calificada como un desastre) y comparado con ese mismo concurso, el Estado recibiría en promedio 20% menos utilidades.

Nueve licitaciones después, en la Licitación más grande e importante celebrada hasta la fecha, se llevó a cabo la Cuarta Licitación de la Ronda 2. En ella se adjudicaron el 65% del total de las áreas concursadas, si tomamos como referencia los porcentajes de adjudicación anteriores ¿Deberíamos calificarla como un éxito o como un fracaso?

Para comunicar la trascendencia de la última licitación de la Ronda 2, la Secretaría de Energía informó que, en caso de éxito comercial en todos los bloques se podrían alcanzar hasta 93 mil millones de dólares de inversión y la producción máxima podría alcanzar hasta 1.5 millones de barriles diarios. Pero si revisamos estos datos sin información adicional contextualiza, es muy poco factible que logren comunicar la verdadera transcendencia del proceso.

Tomando sólo como ejemplo estas Licitaciones es claro que tendríamos que preguntarnos:

¿Qué entendió la población cuando se informó que el gobierno adjudicó 2 de 14 o 25 de 25 áreas para explotar hidrocarburos?

¿Qué piensa una persona cuando escucha que probablemente van a llegar algunos miles de millones de dólares en inversiones a un sector que no forma parte de su vida ni de su realidad? o ¿Qué piensa una persona cuando se le informa que va a aumentar la producción de petróleo hasta 1.5 mmbd en algún momento de los próximos 10 años?

¿Algún mensaje impactó realmente a la población?

¿Un poblado cualquiera en el norte, centro o sur de México pediría que se incluyera su territorio en las áreas contractuales a licitar o pelearía para que fuera excluido?

Sin duda la Reforma Energética cosechó numerosos éxitos, pero en muchos sentidos el gobierno central dilapidó la oportunidad de comunicarlos correctamente, desaprovechó la oportunidad de sentarse con las comunidades, con los medios de comunicación y representantes de organizaciones de la sociedad civil para hablar sí de las bondades de los proyectos, pero también de sus riesgos.

Perdió la oportunidad de integrar a todos los involucrados y generar una licencia social que amalgamara sus intereses y le permitiera al gobierno seguir adelante con una de las transformaciones más profundas e importantes de las últimas décadas no sólo en México, sino de todo el mundo.

El error sin duda fue llevar a cabo una transformación histórica sin una narrativa creíble de por medio que explicara a la población sus procesos, tiempos, logros y expectativas. Cada palabra y cada silencio cuesta, y en este caso parece inevitable que al país por el momento le toque perder.

Hoy nos quedan 111 contratos de exploración y extracción de hidrocarburos y un certificado de defunción de la Reforma Energética de 2014 que dice: A esta reforma la mató la narrativa con la que se cimentó.

 

Jorge Armando García Aguirre se desempeñó como Director de Análisis y Seguimiento Informativo en la Comisión Nacional de Hidrocarburos de 2016 a 2019 y es Mtro. En Comunicación Política y Social

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