Hace unas semanas la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) presentó su última revisión sobre los recursos prospectivos del país (los que nos dan materialidad para continuar explorando) y tuvo tres conclusiones importantes:
- El volumen de recursos prospectivos totales de 2019 se mantiene prácticamente igual en comparación con 2014.
- Hemos subestimado nuestro potencial en no-convencionales
- Hemos sobreestimado nuestro potencial de recursos convencionales
En esta reevaluación —que es posible gracias a los nuevos datos que arrojaron las ARES y la actividad exploratoria de los contratos petroleros y de Pemex en los últimos años— los recursos totales suman 113 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente, de los cuales 57 por ciento son no-convencionales y 43 por ciento, convencionales.
Esta reestimación de recursos es importante mientras delineamos la política energética de México y definimos dónde se pondrán los esfuerzos exploratorios de los siguientes años. Aún cuando el potencial de recursos prospectivos es enorme (como concluimos en nuestro Issue Brief) tenemos la incógnita de cómo vamos a aprovecharlo.
En este contexto, aprovechamos para hablar del modelo energético de Bolivia que se ha mencionado en el Congreso como un esquema que podría aplicarse en México a pesar de las diferencias que hay entre las cuencas mexicanas y las bolivianas así como de los resultados que ha generado para desarrollar nuevos yacimientos y evaluar los recursos no convencionales existentes en Bolivia.
Gracias por leernos,
Alejandra
alejandra.lopez@pulsoenergetico.org