La ola de gas natural a la que no nos estamos subiendo

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Todas las grandes petroleras, incluyendo las estatales, están buscando maneras de subirse a la ola de gas natural. Sea apostándole fuerte al de-riskeo del shale (como YPF en Vaca Muerta), al desarrollo de tecnologías de gas natural licuado que le den salida eficiente a su gas a la demanda del mundo (como Qatar Petroleum), o buscando adquirir empresas y plataformas operativas con una buena exposición al gas (Exxon con XTO, Shell con BG y Chevron recientemente con Anadarko), la tendencia global es clara.

Esta reconfiguración de portafolios a nivel mundial tiene varios objetivos: por un lado está que la demanda de gas natural va en crecimiento y por otro para cumplir con las metas de mitigación de emisiones de carbono y cambio climático.

México se está quedando atrás. Como explica el reporte de Moody’s el esquema fiscal y el endeudamiento de la empresa ─así como la limitación para gestionar su portafolio de proyectos o adquirir empresas o activos fuera de México─ merman su capacidad para el desarrollo de yacimientos de gas natural.

No obstante, existe una oportunidad para corregir la tendencia. Pemex necesita escoger los proyectos donde quiere participar y el incremento en la demanda de gas en México representa una oportunidad.

Fuente: Moody’s, Pemex.

 

El giro hacia el gas natural

Con la tendencia mundial hacia economías bajas en carbono, la demanda de gas natural se ha disparado. En respuesta, las empresas petroleras están adaptando sus estructuras y reorganizando sus portafolios de proyectos para atender este cambio.

En un reporte reciente, Moody’s explicó que las empresas estatales han tomado el liderazgo de cambio, ya que adaptaron las metas de mitigación de sus países de origen y han hecho propias las metas de mitigación. Como parte de este proceso, han incorporado objetivos de crecimiento en el uso de gas natural como sustituto de otras fuentes de energía, así como han apoyado el crecimiento de otras fuentes de energía no fósiles. Estas estrategias se implementan a partir de la adquisición de activos y la asociación en proyectos de gas natural.

A pesar de que esta es una tendencia global, en Latinoamérica ha sido particularmente complicado adherir estos objetivos ya que las compañías en esta región ─como Pemex─ encuentran difícil generar este tipo de compromisos cuando cuentan con un alto endeudamiento y un régimen fiscal que complica su capacidad de inversión.

 

El Estado actual del gas natural en México

En México, la producción de gas natural ─junto con la de petróleo─ ha ido declinando constantemente. De 2014 a 2018 pasamos de producir 6 mil 532 millones de pies cúbicos diarios de gas natural a 4 mil 847 millones. De continuar con la tendencia actual, la nueva administración calcula que para finales de 2024 México estaría produciendo alrededor de mil 711 millones de pies cúbicos diarios. En contraparte, para abastecer la demanda, las importaciones de gas natural crecieron considerablemente. El gas importado hoy abastece alrededor del 50 por ciento de la demanda nacional de gas natural (incluyendo la reinyección a pozos petroleros).

En contraparte, la demanda de gas natural no ha dejado de crecer. Como explica el reporte de Moody’s Growing apetite for natural gas gives sector ample room for long-term growth, el crecimiento de la economía mexicana y la demanda de gas natural de las centrales eléctricas de ciclo combinado que se han construido en los últimos años, son los dos principales motores para el consumo de este hidrocarburo. Para 2024, Moody’s espera que la demanda en el país de gas natural crezca a unos 8 mil 856 millones de pies cúbicos.

 

La oportunidad de desarrollar las reservas nacionales

Esta separación entre producción y demanda genera una oportunidad para que el país pueda aprovechar sus reservas no desarrolladas e incrementar la producción.

Pemex será uno de los principales motores de crecimiento ya que en sus asignaciones se encuentran 8.6 billones de pies cúbicos de reservas, con las cuales planea elevar su producción a casi 6 mil 500 millones de pies cúbicos para 2024. Al cierre de ese año, la producción de los campos ya descubiertos representará apenas el 26 por ciento del volumen total, lo cual significa que el otro 75 por ciento restante deberá provenir de nuevos desarrollos que la empresa consiga realizar y de la exploración y desarrollo que detone en los siguientes años.

Adicionalmente, las empresas que han obtenido contratos petroleros en las rondas de licitación, podrán aportar al crecimiento a la producción. En estas áreas (donde la mayoría aún están en una etapa exploratoria), hay 646 mil millones de pies cúbicos de reservas ─y un volumen remanente de 4.5 billones de pies cúbicos de gas natural. Estas áreas, además, han reclasificado reservas de gas natural a favor de México. Actualmente hay 5 mil millones de pies cúbicos de gas natural en reservas 3P que provienen de los campos Amoca, Tecoalli, Miztón, Hokchi, Cárdenas, Mora y Ogarrio que operan bajo contratos de exploración y producción.

No obstante, en el resto del país hay un volumen importante de recursos prospectivos ociosos sin desarrollar. Datos de reservas de la Comisión Nacional de Hidrocarburos indican que en 2019 hay casi 400 mil millones de pies cúbicos de gas natural ya descubiertos pero sin un operador que las desarrolle. Adicionalmente, de los recursos prospectivos del país, hay 40 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente ─que consideran gas natural y petróleo─ en los cuales se puede detonar actividad para confirmar su existencia y desarrollarlo.

 

Cómo subirnos a la ola del gas natural

Una característica de las empresas petroleras es que hoy están invirtiendo en los activos y en los proyectos que podrán poner a producir en los siguientes 10 a 30 años. El cambio en la visión que hoy tienen las petroleras estatales dirigirá la tendencia de operación en la siguiente década.

México no se puede quedar atrás. Como país necesitamos tomas las decisiones necesarias para materializar el crecimiento en la producción de gas natural proyectada lo cual, además, abonaría a las metas de mitigación de emisiones de carbono. Una parte de este crecimiento podría venir de los yacimientos de gas natural no convencional que tienen un amplio potencial en el país y que no se han desarrollado. Como explicó la Comisión Nacional de Hidrocarburos en su documento de 2018 “El Sector del Gas Natural: Algunas Propuestas para el Desarrollo de la Industria Nacional” los recursos no convencionales en distintas cuencas ofrecen un panorama distinto para el futuro de este combustible del que se percibe actualmente.

La CNH, además, hizo un grupo de recomendaciones para mejorar la producción de gas natural como entre las cuales podemos destacar:

  • Estudiar la aplicación de una política de reducción de uso de nitrógeno
  • Incentivar el aprovechamiento de gas de los yacimientos
  • Conformar una empresa productiva del Estado cuyo propósito sea desarrollar los yacimientos de gas natural no asociado y la infraestructura de procesamiento de gas
  • Promover clusters o asociaciones estratégicas de desarrollo del gas natural
  • Implementar un programa integral para promover la producción de gas natural en yacimientos no convencionales

Estas recomendaciones, junto con las que hizo CNH para transporte, distribución y comercialización de gas natural son parte del necesario debate sobre el futuro del gas natural en el país que debemos iniciar pronto.

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