Seguridad y Medio Ambiente
La seguridad en las operaciones de la industria petrolera y el cuidado al medio ambiente son prioridades absolutas, tanto para empresas como para órganos reguladores y gobiernos de todo el mundo. El énfasis en ambos aspectos se ha reflejado en resultados concretos. Durante la última década, por ejemplo, el número de incidentes en la industria petrolera se logró reducir en casi 70 por ciento. En comparación, el resto del sector industrial general sólo logró mejorar en 32 por ciento. Como resultado, el sector petrolero se ha posicionado como un líder entre el sector industrial—y un referente de mejores prácticas en cuanto a procesos integrales.

En términos de cuidado ambiental, el uso de gas natural es una parte de la solución al calentamiento global. Estados Unidos, por ejemplo, redujo su huella de gases de efecto invernadero sin sacrificar crecimiento económico fue posible, engran parte gracias a su creciente producción y consumo de gas, que ha desplazado a otras fuentes de energía más contaminantes. Además, en lo que va del siglo XXI, la industria petrolera ha invertido cerca de un cuarto de billón de dólares en investigación, desarrollo y aplicación de tecnologías que permitan mitigar la huella ambiental de la industria.

Aunque México ha compartido, desde hace tiempo, los objetivos de cuidado ambiental y seguridad industrial, algunos de sus indicadores se han rezagado. La creación del Nuevo Modelo Energético Mexicano le da nuevo impulso a estas metas. El énfasis en la adopción de mejores prácticas internacionales y la creación de una agencia especializada para regular estos temas son dos importantes pasos para que México termine de cerrar la brecha que hoy le separa de los líderes en la materia.

Seguridad Industrial

  • El sector petrolero es líder en seguridad. El estándar de incidentes por cada cien trabajadores en el sector petrolero global equivale a una tercera parte del resto de la industria.
  • Durante la última década, la industria petrolera global ha logrado disminuir el número de incidentes en prácticamente 70 por ciento.
  • Aunque México se ha rezagado en algunas indicadores, la adopción de mejores prácticas y la creación de una agencia regulatorio especializada es un importante paso para mejorar los resultados.

Por la magnitud del esfuerzo y el tipo de infraestructura que requiere, la exploración y producción de gas y petróleo se puede entender como un proceso industrial. En este contexto, las empresas petroleras han realizado un enorme esfuerzo en materia de seguridad, hasta posicionar al sector como un líder. La industria genera procesos y tecnologías –los cuales se convierten en referentes mundiales—que, incluso, se adoptan en otras industrias, como la minería y la manufactura.

Aunque la regulación ha jugado un papel importante para promover la seguridad, la permanente atención a indicadores claves, la inversión colectiva desplegada por la industria en procesos y el desarrollo tecnologías de seguridad son lo que han posicionado al sector petrolero como un referente para otros. Así como las tecnologías de exploración y perforación han evolucionado significativamente desde que se realizaron los primeros pozos en tierra en el siglo XIX, la conquista de nuevos horizontes petroleros como las aguas someras y eventualmente las profundas ha estado acompañada por nuevas tecnologías de seguridad cada vez más minuciosas en los detalles.

Conforme la dimensión y complejidad de los proyectos petroleros ha incrementado, los cuidados en seguridad industrial se han vuelto más minuciosos, considerando cada pequeño detalle de cada paso del proceso. Esto ha generado una cultura que entiende a la seguridad como la prioridad. Por ejemplo, aún en oficinas corporativas, alejadas geográficamente de la operación de instalaciones petroleras, es muy común que las reuniones de trabajo sean interrumpidas por “minutos de seguridad” y el repaso de políticas de seguridad, la explicación de rutas de evacuación, etc—algo que un trabajador o ejecutivo de otra industria reconocería como inusual.

  • Pero, más allá de una cultura que invierte e innova y se ocupa en temas de seguridad, ¿cuáles son los resultados tangibles que esto ha generado? Por la profundidad y precisión de sus datos estadísticos industriales, Estados Unidos es un buen lugar para hacer este análisis—y los resultados son muy alentadores, tanto en números absolutos como en la tendencia reciente En números absolutos, la exploración y producción registran un “incidente por cada 100 trabajadores”. El estándar en el sector privado es del triple: tres incidentes por cada 100 trabajadores.
  • En términos de tendencia, entre 2006 y 2015, la exploración y producción redujeron su número de incidentes en 69.7 por ciento. El sector privado en general sólo lo logró reducir el número de incidentes en 31.8 por ciento.

La intensidad de los accidentes de la industria petrolera también ha ido a la baja a nivel global. Un análisis de los datos de más de 50 compañías petroleras, por ejemplo, muestra que entre 1985 y 2015 el número de fallecimientos por año en el lugar de trabajo han disminuido en más de 85 por ciento (p. 11).

En 2015, México registró 0.47 accidentes que implicaron la incapacidad de algún trabajador o una fatalidad por cada millón de horas-hombre trabajadas (p. 123), un número más alto que el promedio de Norteamérica que es de 0.41. En este sentido, el nuevo modelo energético Mexicano representa buenas noticias, pues le da a México las herramientas para alcanzar a Estados Unidos y Canadá en materia de seguridad industrial.

Antes de la reforma de 2013, las actividades de exploración y producción estaban reguladas por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), pero el nuevo modelo energético creó a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) ahora encargada de la vigilancia y supervisión en materia de seguridad y medio ambiente. La ASEA se organizó internamente para cumplir con sus dos actividades principales: emitir normatividad eficiente y eficaz para la seguridad del sector y supervisar el cumplimiento de las compañías. Entre los cambios generados por el nuevo modelo energético mexicano la reforma destacan que:

  • Los temas de seguridad industrial son supervisados por una sola autoridad, separada del órgano regulador que promueve las licitaciones y la producción de petróleo.
  • Las normas que se proponen son aplicables a todas las empresas y crean estándares de operación
  • Se requiere la elaboración de una línea base ambiental para cada proyecto que da el punto de partida para detectar afectaciones al medio ambiente y poder remediarlas.


Medio Ambiente

  • Alrededor de la mitad de la inversión (USD $431 mil millones durante el siglo XXI) en actividades que promueven un mejor cuidado del medio ambiente proviene directamente de la industria petrolera.
  • Mucho más allá de las exigencias regulatorias, la industria ha sido la principal promotora del desarrollo de mecanismos de transferencia de mejores prácticas de cuidado del medio ambiente. La creación de IPIECA por parte de la industria es un excelente ejemplo.

La energía es, como el reporte de 2012 del World Economic Forum explica, la fuerza de vida y crecimiento de la economía global. Aún más allá de sus contribuciones evidentes y directas al crecimiento económico, hay datos fascinantes sobre la relación entre el sector energético y el desarrollo. Por ejemplo, por cada caloría de comida que consumimos, se necesitan en promedio cinco calorías de combustible fósil como insumo. Por productos de alta gama, como carne, el promedio sube hasta 80 calorías (p.2). Es imposible desligar la energía del desarrollo económico.

El gran reto, dentro de este contexto, es continuar generando y aprovechando cada vez más energía con un impacto ambiental que cada vez sea menor.

En esta conversación, frecuentemente se ignora que el sector petrolero juega un rol primordial en la solución. El creciente uso de gas natural en la generación de electricidad, por ejemplo, ha permitido reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero: genera menos de la mitad que alternativas a las que ha sustituido, como el carbón.

La industria petrolera, además, entiende que su capacidad para minimizar el impacto ambiental es fundamental para que la sociedad siga apoyando sus actividades en las comunidades donde trabaja, entendiendo que son una fuerza de desarrollo positivo. En este sentido, ha generado inversiones de cientos de miles de millones de dólares para reducir su huella ambiental. Tan sólo en Estados Unidos, entre 2000 y 2014 se han invertido 431 mil millones de dólares (más de la mitad fue por empresas de exploración y producción de petróleo) en actividades que promueven un mejor cuidado del medio ambiente: desde captura y secuestro de carbono hasta un mayor uso de fuentes renovables. Más de la mitad de estas inversiones se enfocan  en la implementación y medidas y tecnologías que cuidan el agua y del aire.

Un buen ejemplo de cómo la propia industria petrolera promueve las mejores prácticas en temas de cuidado al medio ambiente es la propia creación de IPIECA, una organización fundada y fondeada por empresas petroleras. Un resultado contundente de las investigaciones del sector es que más vale prevenir: un esquema proactivo, donde se invierte constantemente en investigación y desarrollo tiende a resultar en un costo mucho menor (de alrededor de una cuarta parte) comparado con un escenario reactivo, donde se tiene que remediar un incidente.

En este caso, IPIECA tiene un grupo de al menos 20 prácticas identificadas que parten de los mismos principios que refleja en su reporte Transición del Sistema Energético: la energía es necesaria para el desarrollo social; las fuentes fósiles como el petróleo y el gas natural tienen un rol primordial en la matriz energética del mundo; el cambio de carbón al gas natural es una oportunidad para reducir las emisiones globales de gases contaminantes; deben impulsarse la eficiencia energética; la comunidad internacional debe hacer un esfuerzo para llevar hasta las leyes de cada país las metas de cambio climático.

En México, antes de que ASEA existiera, la Secretaría de Energía (Sener) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH)* estaban encargadas de vigilar que Pemex cumpliera con los protocolos de seguridad y cumpliera las metas, pero tras una coyuntura mundial donde se cruzaban los incentivos de promover a la industria y al mismo tiempo regularla, finalmente el nuevo modelo energético creó una misma dependencia que concentra la experiencia técnica de la primera y la especialización ambiental de la segunda, no ya en la vigilancia a una única empresa, Pemex, sino a un nuevo entorno de participación de múltiples empresas nacionales e internacionales.

La reciente creación de un nuevo modelo energético transformó la manera de regular a la industria petrolera, dándole más recursos y mayores capacidades técnicas al gobierno para supervisar las actividades de la industria. Al crear una agencia especializada (en vez de dejarlo de manera general en manos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, SEMARNAT), se pueden crear regulaciones más precisas, que cumplan el objetivo de preservar el medio ambiente sin inhibir, innecesariamente, la actividad productiva.

Algunos datos adicionales sobre el nuevo esquema regulatorio son:

  • Las empresas deben analizar y reportar el estado del ambiente en la zona donde van a operar (línea base ambiental)
  • Como parte de los contratos nuevos de exploración y producción, las empresas deben elaborar un plan para evitar la contaminación de suelos, agua y aire, pero también deben tener planes de mitigación y remediación.

*En una versión previa de este documento se afirmaba que las atribuciones de regulación en materia de seguridad industrial estaban en la CNH y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), lo cual era incorrecto. Agradecemos a Gerson Vega, asesor del comisionado presidente de la CNH, por esta corrección.